domingo, 10 de noviembre de 2013

Sermon: "Cobrad Animo" Predicado Domingo 10 de noviembre en la Iglesia Metodista de Villa Fontana

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Sermón para el Retiro Congregacional

Sermón: ¿Podemos creerle a DIOS? ¡Entonces, No debemos temer!  
Retiro Congregacional Iglesia Metodista Villa Fontana 9 de noviembre de 2013

Génesis 15:1-12, 17-18
1 Después de esto, el Señor le habló a Abram en una visión y le dijo: —No tengas miedo, Abram, porque yo soy tu protector. Tu recompensa va a ser muy grande. 2–3 Pero Abram le contestó: —Señor y Dios, ¿de qué me sirve que me des recompensa, si tú bien sabes que no tengo hijos? Como no me has dado ningún hijo, el heredero de todo lo que tengo va a ser Eliézer de Damasco, uno de mis criados. 4 El Señor le contestó: —Tu heredero va a ser tu propio hijo, y no un extraño. 5 Entonces el Señor llevó a Abram afuera, y le dijo: —Mira bien el cielo, y cuenta las estrellas, si es que puedes contarlas. Pues bien, así será el número de tus descendientes. 6 Abram creyó al Señor, y por eso el Señor lo aceptó como justo 7 y le dijo: —Yo soy el Señor; yo te saqué de Ur de los caldeos para darte esta tierra como herencia. 8 —Pero, Señor y Dios, ¿cómo podré estar seguro de que voy a heredar esta tierra? —contestó Abram. 9 Y Dios le dijo: —Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, de tres años cada uno, y también una tórtola y un pichón de paloma. 10 Abram trajo todos estos animales a Dios, los partió por la mitad y puso una mitad frente a otra; pero no partió las aves. 11 Y los buitres bajaban sobre los cuerpos de los animales muertos, pero Abram los espantaba. 12 Cuando empezaba a anochecer, Abram se quedó profundamente dormido. De pronto lo rodeó una gran oscuridad y sintió mucho miedo. 17 Cuando ya era de noche y todo estaba oscuro, apareció un horno que echaba humo y una antorcha encendida que pasaba por en medio de los animales partidos. 18 Aquel mismo día el Señor hizo una alianza con Abram y le dijo: —Esta tierra se la daré a tus descendientes, desde el río de Egipto hasta el río grande, el Éufrates.

INTRODUCCIÓN. “Y Abram le creyó a DIOS.” (Gen. 15:6) Todo el mundo conoce este versículo. Por eso lo llaman a Abraham, “el Padre de la Fe,” porque siempre le creyó a DIOS. Pero, escuchemos bien lo primero que ocurrió en este pasaje bíblico. Lo primero que ocurrió fue que DIOS le habló a Abram. ¡Abram escuchó la dulce voz de DIOS! ¡ALELUYA! ¿Cuántos hemos escuchado la dulce, melodiosa y cariñosa voz de DIOS? Si tú no la has escuchado todavía, ¡Este es el Día que hizo el Señor! ¡Alerta! ¡Gózate! Pero, escuchemos bien La Palabra de DIOS. Lo primero que DIOS le dijo a Abram fue, que no tuviera miedo: “No tengas miedo, yo soy tu protector, Yo soy tu escudo, Yo soy tu Padre, Yo soy tu DIOS.” ¡Oigamos bien! {Repetir}
ATENCIÓN: Lo contrario de creerle a DIOS; lo contrario de la fe; el antónimo de la fe, no es dudar; lo contrario de la fe es tener miedo, temer a fracasar, temer a fallar, es desconfiar de DIOS. {REPETIR} ¡Oigamos bien La Palabra de DIOS! ¿Amén? Lo primero que se le dijo al Padre de la fe (a quien DIOS convertiría en Abraham, “padre de muchos”) fue: “No tengas miedo, yo soy tu protector, Yo soy tu escudo, Yo soy tu Padre, Yo soy tu DIOS.” ¡ALELUYA! ¿Saben algo? Esta es la primera vez que aparece DIOS diciendo: “No temas” en toda La Biblia. ¡Wow! Más de 50 versículos en donde aparece esta frase de fe. La segunda vez fue a Agar y la tercera a Isaac.
A la sierva Agar, madre de Ismael, el primer hijo de Abraham, DIOS le dijo también: “No temas.”
{Gen 21:17 Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. 18 Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación.}


“No temas, yo estoy contigo, le diría a Moisés. También le diría a Josué, “No temas, como estuve con Moisés, así estoy contigo.” Jesús le diría a sus discípulos: “No teman, solo crean.” ¡ALELUYA! ¡Gloria a DIOS! No temer y creer van juntos de la mano.  Es la fe en DIOS.
El Apóstol Pablo le diría a los Filipenses, desde la cárcel (pero sin temor): “…nosotros somos ciudadanos del cielo, y estamos esperando que del cielo venga el Salvador, el Señor Jesucristo, 21 que cambiará nuestro cuerpo miserable para que sea como su propio cuerpo glorioso. Y lo hará por medio del poder que tiene para dominar todas las cosas.”
Jesús tampoco le tuvo miedo a Herodes y siguió su misión, sin miedo, sin temor. Por eso utiliza una imagen tan hermosa, como la de la gallina (la madre protectora) que guarda a sus pollitos debajo de sus alas (su escudo) para protegerlos. Así hace DIOS con nosotros(as). Por eso, si le creemos a DIOS, no hay que temer. Dígalo conmigo: ¡No tengo temor, ni miedo, porque DIOS está conmigo! ¡Amén!
Amados y Amadas: ¡Hay que creerle a DIOS! ¡Nos conviene creerle a DIOS! ¿Saben cómo podemos hacer esto? Confiando en DIOS. Confiar en DIOS es: descansar en ÉL, encomendarse a ÉL, fiarse en ÉL, reposar en ÉL, abandonarse a ÉL, entregarse a ÉL y no tener temor alguno porque ¡ÉL está con nosotros(as)! ¡Confiar en DIOS es creer en DIOS y es creerle a DIOS!
Amados: el tiempo que pasamos con DIOS tiene un impacto tremendo sobre nuestras vidas y sobre las vidas de aquellos que están a nuestro alrededor. Somos ejemplo para los demás. Los demás esperan ver nuestra fe puesta a prueba y salir victoriosa. ¿Amén? ¡No le permitamos al enemigo que nos enrede con críticas a la Iglesia, al pastor, a los hermanos, etc. ¿Amén? ¡Amén! Terminemos con eso. Si algo no nos gusta, oremos a DIOS para que lo cambie. A fin de cuentas, esta Obra le pertenece a DIOS. ¿Amén? ¡Amén!
Cuando invertimos tiempo y espacio para concentrarnos en DIOS y en oír su dulce voz, comienzan a ocurrir “cosas maravillosas,” cambios, sorpresas sublimes, emociones extraordinarias. Es decir, cuando decidimos creer en DIOS y creerle a DIOS, comienzan a ocurrir eventos, acontecimientos, aventuras de fe que transforman nuestra existencia, nuestras vidas y la de nuestras familias. Ocurren cambios extraordinarios en nuestras vidas. (Y las cosas que yo hacía, ya no las hago mas, hubo un cambio, cuando a CRISTO conocí...” )
Veamos algunas de las cosas que ocurren cuando invertimos tiempo y espacio para concentrarnos en DIOS y oír su dulce voz (Hermanos y Hermanas ésta es nuestra parte, nuestra tarea; ¡dejemos lo demás a DIOS!):
&   Cuando invertimos tiempo y espacio para concentrarnos en DIOS y oír su dulce voz, comenzamos a desarrollar una perspectiva divina, santa, del Propósito de DIOS, del Plan de DIOS para nuestras vidas. Recuerdan el Salmo 27: El Señor es mi luz y mi salvación, ¿de quién podré tener miedo? El Señor defiende mi vida, ¿a quién habré de temer? ¡Ay, hermanos y hermanas, que maravilloso plan tiene DIOS para cada una de nuestras vidas! DIOS ha dado mandamiento para salvarnos (Sal. 71.) DIOS envió a Su Único Hijo para salvarnos (Juan 3:16.) ¿Habrá un Plan más maravilloso que ese?
&   Cuando invertimos tiempo y espacio para concentrarnos en DIOS y oír su dulce voz, comenzamos a ver las cosas con “ojos iluminados.” Todo se mira con una perspectiva divina; las penas, las alegrías, los problemas, las circunstancias, TODO, se vuelve más claro, más evidente. Las cosas que se miran con ojos iluminados por DIOS, se perciben con mayor claridad, con mayor sinceridad, franqueza, confianza, sencillez, naturalidad, con mayor transparencia. Ya no se ve solo “la apariencia,” sino que DIOS nos permite ver la esencia, la intención, la dimensión espiritual, la razón eternal, el toque del Reino. A esto le llaman “discernimiento espiritual.” ¡Wow! Nos conviene creerle a DIOS y pasar tiempo con ÉL. ¿Amén?
&   Cuando invertimos tiempo y espacio para concentrarnos en DIOS y oír su dulce voz, comenzamos a entender cuáles son nuestros verdaderos problemas y cómo enfrentarlos. Cuando decidimos creerle a DIOS, las presiones de la vida comienzan a disiparse. Cuando “metemos mano” con DIOS y lo cogemos en serio y decidimos creer en Su Palabra y decidimos creerle cuando dice que no temamos, que ÉL nos defiende, ¡las presiones de la vida natural tienen que disiparse! No caben en un mismo corazón, las ansiedades y la Paz que DIOS nos da. ¡No caben! ¡No caben el temor y la fe! ¡No caben juntas! ¡No tratemos de acomodarlas juntas, que NO CABEN! ¿A ustedes no les ha pasado como a mí? Yo trato de “acomodar”, de hacer un huequito para mis ansiedades y angustias y problemas y culpas, y entonces trato de acomodarlas JUNTO con las promesas del Señor, con La Palabra de DIOS. Y lo que sale es una melcocha que me quita el sueño. ¡No caben! ¡No lo intentemos más! ¡Óigalo bien: cuando invertimos tiempo y espacio para concentrarnos en DIOS y oír su dulce voz, no caben las ansiedades del mundo y La Paz que solo CRISTO puede dar (el Shalom)! No quiere esto decir que no tendremos dificultades y angustias y aflicciones, no. Lo que Jesús nos dice es que recordemos (y que le creamos) cuando Él dijo: “¡En el mundo tendrán aflicciones, pero CONFÍEN, no tengan miedo, YO he vencido al mundo!” (Juan 16:33.) No debemos tener temor, porque ÉL está con nosotros(as) como poderoso gigante que nos defiende. Aunque vaya durmiendo en nuestra barca, ÉL va con nosotros(as). ¡ALELUYA! Aunque se levante viento y tempestad, no tenemos que tener temor, porque ÉL va con nosotros(as). Aunque andemos por el valle de sombra y de muerte, no tenemos que tener temor, porque ÉL va con nosotros(as). Nada nos podrá separar de Su Amor. Ni la angustia, ni la muerte, ni la vida, ni ninguna cosa creada, ni el temor, NADA. ¿Por qué temerle a un enemigo que ya fue vencido por CRISTO? Creámosle a La Palabra de DIOS y no a la fe tóxica que nos envenena el alma.
&   Cuando invertimos tiempo y espacio para concentrarnos en DIOS y oír su dulce voz, es decir, cuando decidimos creer en DIOS y creerle a DIOS, comenzamos a experimentar PAZ. Jesús dijo: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y tendréis PAZ en vuestras almas.” ¿Usted quiere conocer a alguien que pasara más tiempo con DIOS que Jesús, Su Hijo? No lo va a encontrar, porque su comunión era íntima, verdadera. Cuando uno tiene buenos padres, quiere pasar tiempo con ellos. ¿Saben qué? ¡Que aunque nosotros no queramos ser Sus hijos, DIOS quiere ser Nuestro Padre!
&   Cuando invertimos tiempo y espacio para concentrarnos en DIOS y oír su dulce voz, es decir, cuando decidimos creer en DIOS y creerle a DIOS, comienza la Paz de DIOS a obrar en nuestros corazones. Jesús dijo: “Mi paz les dejo, mi paz les doy. Yo no la doy como el mundo la da. No tengan miedo…” Jesús prometió dejarnos Su Paz (Juan 14:27.) Y en este mundo lleno de problemas, uno de los más grandes beneficios de creerle a DIOS es tener Su Paz en momentos difíciles. Paz no es solo la ausencia de guerra, sino la tranquilidad y la ausencia del temor que inmoviliza. ¡Paz, Paz, Cuan grande Paz la que CRISTO da!
&   Cuando invertimos tiempo y espacio para concentrarnos en DIOS y oír su dulce voz, es decir, cuando decidimos creer en DIOS y creerle a DIOS, descubrimos muchas bendiciones que DIOS tiene para regalarnos a cada uno de nosotros(as). Una de esas bendiciones es la posibilidad, la bendición de vivir una intimidad sincera y personal con DIOS. ¿Oyó bien? Piense en algún amigo o familiar muy querido por usted, su intimidad no surgió de la noche a la mañana, fue el resultado de una larga y estrecha relación de amor, confianza y comunicación. ¿Habrá alguien que dice Amén? ¿Cómo podremos desarrollar una intimidad sincera y personal con alguien si no invertimos tiempo precioso (no solo del que sobra) con esa persona? ¡Imposible! De la misma manera, no podemos tener familiaridad con DIOS si no le damos importancia y sacamos tiempo para estar con ÉL. Hay que invertir tiempo en las relaciones humanas, ahora, imagínese con DIOS. ¿Estará DIOS hablando con alguien aquí en esta mañana? ¿Amén?
&   Cuando invertimos tiempo y espacio para concentrarnos en DIOS y oír su dulce voz; es decir, cuando decidimos creer en DIOS y creerle a DIOS, DIOS nos permite tener un corazón puro. DIOS hará surgir en nosotros(as) aquellas cosas que le bendicen y simultáneamente, arrancará, de raíz, aquellas cosas que no le agradan a DIOS. Por eso, DIOS se inventó eso del arrepentimiento y perdón de pecados. DIOS nos ofrece muchas oportunidades para enmendarnos, para limpiar nuestros corazones.
LLAMADO
¿Recuerdan a David en el Salmo 51? {“Por tu amor, oh Dios, ten compasión de mí; por tu gran ternura, borra mis culpas. ¡Lávame de mi maldad! ¡Límpiame de mi pecado! Reconozco que he sido rebelde; mi pecado no se borra de mi mente. Contra ti he pecado, y solo contra ti, haciendo lo malo, lo que tú condenas.”} Lo escribió como producto de su amarga conciencia de que había pecado contra DIOS y se arrepintió. Su arrepentimiento ocurrió como resultado de su relación íntima, sincera, estrecha con DIOS y porque sabía que no podía esconderse de DIOS. Por eso, clama en el v. 3: “Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.” Si David no hubiese tenido una relación íntima y personal con DIOS, no le hubiese importado su pecado. Pero él sabía que había pecado contra DIOS. Ese reconocimiento, esa relación íntima con DIOS, le llevó al arrepentimiento y, como resultado, a la reconciliación con DIOS. Así mismo, cuando nosotros invertimos tiempo y espacio para concentrarnos en DIOS y oír su dulce voz, es decir, cuando decidimos creer en DIOS y creerle a DIOS, y nuestra relación se hace estrecha, personal, íntima, sincera con DIOS, nosotros permitimos que nuestra relación con DIOS penetre hasta lo más profundo de nuestros corazones, hasta lo más oscuro de nuestros corazones y desde allí surja un grito de angustia y arrepentimiento. Desde allí, con la ayuda de DIOS, podemos encontrar fortaleza para ACEPTAR el admirable, profundo y maravilloso amor y perdón de DIOS, es decir, Su Gracia, para nuestras vidas. ¡Aleluya!
Yo creo que DIOS nos ha hablado hoy. Vengamos con corazones dispuestos a invertir tiempo y espacio para DIOS y vengamos decididos a creerle a DIOS. Jerusalén no quiso creerle y ya ustedes saben lo que le pasó: vino la destrucción. Por eso, Jesús lloró por esta ciudad {34 “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos bajo las alas, pero ustedes no quisieron! 35 Pues miren, el hogar de ustedes va a quedar abandonado; y les digo que no volverán a verme hasta que llegue el tiempo en que ustedes digan: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’ ”}. Pero, Jesús nos invita hoy a que recordemos Su Sacrificio y no lo hagamos vano, nulo, inútil, al contrario, que al recordarlo, nuestros corazones vengan arrepentidos y reciban perdón y reconciliación y nuestra intimidad sea sincera y estrecha con DIOS. Amén.

DIOS le dijo a Abram: “No temas, yo soy tu protector.” “Y Abram creyó al Señor, y por eso el Señor lo aceptó como justo.”

sábado, 28 de septiembre de 2013

Sermón: Los Lázaros de Dios

Sermón: “Los Lázaros del Señor”
Rdo. Dr. Juan G. Feliciano-Valera, Pastor Iglesia Metodista de Puerto Rico
29 de septiembre de 2013, Textos: Salmo 91: 1-6, 14-16; Jer. 32:1-3ª, 6-15; 1 Tim. 6:6-19; Lucas 16:19-31

Salmo 91: 1-6, 14-16.  1  El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. 2  Diré yo a Jehová: Esperanza mía,  y castillo mío;  Mi Dios,  en quien confiaré. 3  El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. 4  Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. 5  No temerás el terror nocturno,
 Ni saeta que vuele de día, 6  Ni pestilencia que ande en oscuridad,  Ni mortandad que en medio del día destruya. 14  Por cuanto en mí ha puesto su amor,  yo también lo libraré; Le pondré en alto,  por cuanto ha conocido mi nombre. 15  Me invocará,  y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. 16  Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.

Jer. 32:1-3ª, 6-15. 1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías,  el año décimo de Sedequías rey de Judá,  que fue el año decimoctavo de Nabucodonosor. 2  Entonces el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén,  y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá. 3  Porque Sedequías rey de Judá lo había puesto preso,  6  Dijo Jeremías:  Palabra de Jehová vino a mí,  diciendo: 7  He aquí que Hanameel hijo de Salum tu tío viene a ti,  diciendo:  Cómprame mi heredad que está en Anatot;  porque tú tienes derecho a ella para comprarla. 8  Y vino a mí Hanameel hijo de mi tío,  conforme a la palabra de Jehová,  al patio de la cárcel,  y me dijo: Compra ahora mi heredad,  que está en Anatot en tierra de Benjamín,  porque tuyo es el derecho de la herencia,  y a ti corresponde el rescate;  cómprala para ti.  Entonces conocí que era palabra de Jehová. 9  Y compré la heredad de Hanameel,  hijo de mi tío,  la cual estaba en Anatot,  y le pesé el dinero;  diecisiete siclos de plata.  10  Y escribí la carta y la sellé,  y la hice certificar con testigos,  y pesé el dinero en balanza. 11  Tomé luego la carta de venta,  sellada según el derecho y costumbre,  y la copia abierta. 12  Y di la carta de venta a Baruc hijo de Nerías,  hijo de Maasías,  delante de Hanameel el hijo de mi tío,  y delante de los testigos que habían suscrito la carta de venta,  delante de todos los judíos que estaban en el patio de la cárcel. 13  Y di orden a Baruc delante de ellos,  diciendo: 14  Así ha dicho Jehová de los ejércitos,  Dios de Israel:  Toma estas cartas,  esta carta de venta sellada,  y esta carta abierta,  y ponlas en una vasija de barro,  para que se conserven muchos días. 15  Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos,  Dios de Israel:  Aún se comprarán casas,  heredades y viñas en esta tierra.

1 Tim. 6:6-19. 6  Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; 7  porque nada hemos traído a este mundo,  y sin duda nada podremos sacar. 8  Así que,  teniendo sustento y abrigo,  estemos contentos con esto. 9  Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo,  y en muchas codicias necias y dañosas,  que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10  porque raíz de todos los males es el amor al dinero,  el cual codiciando algunos,  se extraviaron de la fe,  y fueron traspasados de muchos dolores. 11  Mas tú,  oh hombre de Dios,  huye de estas cosas,  y sigue la justicia,  la piedad,  la fe,  el amor,  la paciencia,  la mansedumbre. 12  Pelea la buena batalla de la fe,  echa mano de la vida eterna,  a la cual asimismo fuiste llamado,  habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. 13  Te mando delante de Dios,  que da vida a todas las cosas,  y de Jesucristo,  que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, 14  que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión,  hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, 15  la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano,  Rey de reyes,  y Señor de señores, 16  el único que tiene inmortalidad,  que habita en luz inaccesible;  a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver,  al cual sea la honra y el imperio sempiterno.  Amén. 17  A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas,  las cuales son inciertas,  sino en el Dios vivo,  que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18  Que hagan bien,  que sean ricos en buenas obras,  dadivosos,  generosos; 19  atesorando para sí buen fundamento para lo por venir,  que echen mano de la vida eterna.

Lucas 16:19-31. 19  Había un hombre rico,  que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 20 Había también un mendigo llamado Lázaro,  que estaba echado a la puerta de aquél,  lleno de llagas, 21  y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico;  y aun los perros venían y le lamían las llagas. 22  Aconteció que murió el mendigo,  y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham;  y murió también el rico,  y fue sepultado. 23  Y en el Hades alzó sus ojos,  estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24  Entonces él,  dando voces,  dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua;  porque estoy atormentado en esta llama. 25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males;  pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26  Además de todo esto,  una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. 27  Entonces le dijo: Te ruego,  pues, padre,  que le envíes a la casa de mi padre, 28  porque tengo cinco hermanos,  para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. 29  Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. 30 El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos,  se arrepentirán. 31  Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.


Introducción. La importancia de un nombre (Juan, José, Marlo, Junior). La importancia de una identidad (¿De quién soy? ¿A quién pertenezco? ¿Quién guía mis pasos?). 

Esta es la única parábola utilizada por Jesús en la cual se menciona el nombre de uno de los personajes: “Lázaro.” Lo extraño e impresionante es que este hombre era un pobre mendigo, indigente, pobre, limosnero, vagabundo, pordiosero tirado a la puerta de una casa de gente rica, pidiendo comida. Jesús mencionó su nombre. Es decir, se apropió de él, lo adoptó, lo hizo suyo. 

Cuando uno quiere adueñarse de algo que uno estima mucho, uno le pone nombre. Lo primero que hacemos con nuestros niños es pensar en el nombre que le vamos a poner, aun antes de que hayan nacido. Siempre tenemos una razón para ponerle esos nombres que le ponemos. Cuando vamos al Registro Demográfico, a veces, nos preguntan dos veces o nos piden que deletreemos el nombre escogido. Hay gente que le ponen nombres propios a los animales (mascotas). Otros le ponen nombres a sus casas, sus fincas, sus cosas personales (la guagüita, la troca, la cumbre, la mocha, el guerito, etc.) 

Cada nombre tiene un significado. Lázaro quiere decir “DIOS es mi ayuda” o “DIOS es mi auxilio.” ¿Cuántos de nosotros(as)(as) necesitamos la ayuda y el auxilio de DIOS en estos momentos? ¿Algún Amén? ¡Amén! 

El Lázaro de nuestra historia bíblica, necesitaba toda la ayuda de DIOS, como muchos de nosotros(as) la necesitamos hoy. 

Los perros, que en este caso representaban animales despreciables para los judíos, por ser inmundos, lamían al pobre Lázaro y él no podía defenderse de ellos. Era tan pobre que dependía de las migajas que recogía del piso; ni siquiera le daban “las sobras” de los banquetes. ¿Sabía usted que hay restaurantes “fast-foods” (o comida chatarra, como dicen ahora) y panaderías que les regalan a los deambulantes la comida que sobra al final del día? 

A Lázaro nunca lo invitaban a cenar. ¡Nunca! ¿Sabe? ¡Nunca! Pero, la Gracia de DIOS anda siempre buscando maneras de alcanzarnos para bendecirnos. A Lázaro le llegó la ayuda de DIOS.   Si, cuando murió. ¿Extraño, verdad? Pero fíjense que ésta es la única ocasión en la cual Jesús explica lo que ocurre después de la muerte física a los Lázaros de DIOS; es decir, a los favorecidos, los redimidos, los salvos, los santos de DIOS. Es decir, los que han sido alcanzados por Su Gracia. “1 El que vive bajo la sombra protectora del Altísimo y Todopoderoso, {i.e, el que habita al abrigo de DIOS} 2 dice al Señor: “Tú eres mi refugio, mi castillo, ¡mi DIOS, en quien confío!” 3 Solo él puede librarte de trampas ocultas y plagas mortales,4 pues te cubrirá con sus alas, y bajo ellas estarás seguro. (Sal. 91) 

Amados y amadas: No nos sintamos “tan miserables” aunque en esta vida suframos decepciones, necesidades o enfermedades. Ni aún por la muerte debemos sentirnos tan deprimidos, porque hay “un lugar,” un banquete, un “fiestón,” una fiesta, preparada para nosotros(as)(as), los(as) redimidos(as) por JESUCRISTO. Los(as) que hemos aceptado que, por Su Sacrificio en La Cruz, somos salvos por medio de la fe. ¡Aleluya! ¿Cuántos de esos(as) hay hoy aquí? 

Si, un banquete que es por invitación previa, con lugar RESERVADO y que no puede comprarse con dinero, para nosotros(as) los pecadores perdonados y lavados por La Sangre del Cordero de DIOS. ¿Cuántos van para ese banquete? ¿Saben qué? ¡Hasta la vestimenta, el ajuar, la túnica, será provista! ¡Y “a la medida!” ¡Yo voy pa’lla; yo voy pa’lla! ¡No hay quien lo impida, yo voy pa’lla! ¿Y tu, ya tienes tu invitación? ¿Ya respondiste creyéndole a DIOS o todavía lo estás pensando? “Estoy meditando, porque yo he sido malo, pastor, usted no sabe…..” ¡Deja eso ya! ¡Métete con DIOS, que DIOS se quiere meter contigo! ¡DIOS quiere meterse en tu vida! ¡En todas tus cosas! ¿Amén? 

Dice la Escritura, en esta parábola utilizada por Jesús para enseñar a SUS discípulos y, por consiguiente, a nosotros(as), que Lázaro, al morir, fue a ocupar un lugar preferencial en la Mesa del Señor. Dice que fue llevado al Seno de Abraham, expresión que indica la posición del que está sentado, en un banquete, en el lugar de preferencia. ¡Un pobre enfermo y despreciado en el mundo, ahora sentado en un lugar preferencial! ¡Sentado en el Regazo, en el Pecho, cerquita del Corazón de Dios! ¡Uff! ¡Lo que es la Gracia de DIOS! ¡Acéptala hoy! No esperes a morirte sin CRISTO. ¡DIOS te está invitando hoy! 

Los creyentes en JESUCRISTO fuimos creados para la eternidad con DIOS. Esta vida es sólo la oportunidad de aprender y practicar la eternidad que disfrutaremos con DIOS. Pero, ¡Ojo! La vida eterna comienza con la conversión, no con la muerte. Lázaro, el hombre pobre de nuestra historia, fue un creyente en DIOS y, por su fe, fue hecho salvo. El hombre rico fue lo contrario: confió en su riqueza y se olvidó de DIOS. Parte del propósito de esta vida es prepararnos para la eternidad. ¿Con quién la vamos a pasar? Si nos preparamos como DIOS quiere, cuando envejezcamos, podremos decir: “no tenemos un pie en la tumba (como muchos dicen), sino un pie en el cielo.” Al aproximarse el momento para morir, podremos decir: “Tengo mis maletas listas; estoy listo para marchar a mi hogar eternal, a la Casa de Mi Padre. Voy hacia una vida más plena.” 

¿Recuerdan la anécdota de los dos misioneros que regresaban después de 50 años en el campo misionero? Cuando se acercaba el barco que los traía al muelle, ellos estaban en la baranda mirando el hermoso paisaje de su tierra. Según se fue acercando el barco, lograron observar que había una multitud en el muelle; había una banda musical; había muchas personas con la bandera nacional y con banderines de muchos colores. Había una tarima preparada con micrófonos y bocinas. Se imaginaron que los habían venido a recibir a ellos. Cuando se acercaban aun más al muelle, se comenzó a escuchar la música de la banda municipal. Los dos ancianitos misioneros se miraron muy emocionados, pero de momento, en el piso de la parte inferior del barco, pudieron observar que había mucho movimiento. Pronto se percataron que había muchas personalidades vestidas de ropa formal y una de las personas vestía ropas “de etiqueta.” Era un embajador de un país al cual le daban la bienvenida. Entonces la ancianita misionera le echó el brazo a su amado y le dijo: “No te preocupes, viejo, no hemos llegado a nuestro hogar todavía; cuando lleguemos, allí habrá FIESTA y Banquete.” 

LLAMADO. El fin de la historia de cada uno de nosotros(as) será el triunfo del Reino de DIOS. Entonces será que comprenderemos cuánto nos ama el Señor. No esperes a que sea muy tarde, acércate a DIOS hoy, que Él te quiere bendecir, hoy. En JESUCRISTO es que encontramos el sentido de la vida. Él es el fin de nuestra búsqueda. Él nos muestra el propósito de Su Amor: que seamos una familia, desde aquí hasta la eternidad con DIOS. Hoy te invito a dar el salto por tu vida. Te invito a decir: “CRISTO es el camino para mí.” Mediante JESUCRISTO llegamos a conocer a DIOS. Un DIOS personal al cual podemos amar sin medidas, sin límites. Nadie te ama como Jesús. Nadie. 

¿Cuánto me ama Jesús? ¿Cuánto te ama Jesús? ¿Cuánto nos ama Jesús? Su vida dio, por ti y por mí... {Himno #53, Himnario Mil Voces para Celebrar}

domingo, 1 de septiembre de 2013

Transformados en Cristo

Textos Bíblicos:

Lucas 14:1, 7-14: Aconteció que un sábado Jesús entró a comer en casa de un gobernante fariseo, y ellos lo acechaban. … 7 Observando cómo los convidados escogían los primeros asientos a la mesa, les refirió una parábola, diciéndoles:8 «Cuando seas convidado por alguien a unas bodas no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido que tú esté convidado por él, 9 y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: “Da lugar a éste”, y entonces tengas que ocupar avergonzado el último lugar. 10 Más bien, cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó te diga: “Amigo, sube más arriba.” Entonces tendrás el reconocimiento de los que se sientan contigo a la mesa. 11 Cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.» 12 Dijo también al que lo había convidado: —Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a vecinos ricos, no sea que ellos, a su vez, te vuelvan a convidar, y seas recompensado. 13 Cuando hagas banquete, llama a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos; 14 y serás bienaventurado, porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos. 

Hebreos 13: 1 Permanezca el amor fraternal. 2 No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. 3 Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como si vosotros estuvierais en su mismo cuerpo. 4 Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. 5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: «No te desampararé ni te dejaré.» 6 Así que podemos decir confiadamente: «El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.» 7 Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta e imitad su fe. 16 Y de hacer el bien y de la ayuda mutua no os olvidéis, porque de tales sacrificios se agrada Dios. 

INTRODUCCIÓN. 

Esta enseñanza de Jesús está dirigida a Sus discípulos(as). No se trata de “buenos modales” (cultura), ni de “religión”. Esta enseñanza, en particular, está dirigida, expresada, manifestada con el propósito de facilitar el aprendizaje y formación de los discípulos. Hoy en día diríamos que Jesús estaba de-construyendo (“oíste que os fue dicho”) para re-construir (…”mas YO os digo…”) (proceso de transformación); es decir, Jesús estaba propiciando el desarrollo de un conocimiento nuevo; una forma de percibir, procesar, interpretar y desarrollar la sabiduría de Dios. Lo que Juan Wesley vino a llamar la “Santificación”, es decir, la búsqueda de la “perfección cristiana”, que es obra del Espíritu Santo en nosotros(as). Porque podemos asumir que sus discípulos sabían que no era permitido sanar los sábados (religión); no se permitía la entrada de personas “inmundas” (enfermos, pobres, desalojados, etc.) a las fiestas y banquetes (religión) y sentarse en el lugar de honor, los primeros asientos (cultura), etc. 

Los(as) discípulos(as) sabían y conocían qué era lo permitido y lo prohibido… por la cultura y por su religión. (Eso es fácil aprenderlo.) Les faltaba la sabiduría que viene del Cielo. Aquí es donde entra Jesús. Ellos habían internalizado el conocimiento religioso y cultural. PERO, Jesús enseña todo lo contrario; enseña sobre los valores, conducta y relaciones del “mundo al revés”, el “Upsidedown Kingdom”, los valores del Reino de Dios. 

En el Reino de Dios todo es distinto y, por tanto, cada uno(a) de nosotros(as) TIENE, o debe, aprender y desarrollarse como un discípulo(a) radical de Jesucristo. Una nueva identidad: discípulo(a) radical de Jesucristo. Y, para esto, se necesita la sabiduría que viene de Dios. No se trata de seminario, ni de instituto, ni de internet, se trata de someterse a la instrucción que solo Dios puede dar. ¿Amén? 

Ya que me voy, quiero compartirles algunos principios esenciales sobre ESA nueva vida, esa nueva identidad que se transforma cada día, ese nuevo conocimiento, esa sabiduría que solo viene a los que se someten; es decir, a los que arduamente aspiran, procuran, anhelan ser llamados(as): discípulos(as) radicales de Jesucristo.  

Creo que el autor de la Epístola a los Hebreos también expresa lo que se espera de los discípulos y discípulas de Jesucristo. Veamos una muestra de estos valores en Lucas y en Hebreos: 

• Lucas 14:10 “Más bien, cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te convidó te diga: “Amigo, sube más arriba.” Entonces tendrás el reconocimiento de los que se sientan contigo a la mesa. 11 Cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” 

• 12 Dijo también al que lo había convidado: —Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a vecinos ricos, no sea que ellos, a su vez, te vuelvan a convidar, y seas recompensado. 13 Cuando hagas banquete, llama a los pobres, a los mancos, a los cojos y a los ciegos; 14 y serás bienaventurado, porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos. 

• Heb. 13:1Permanezca el amor fraternal. 

• 2 No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. 

• 3 Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como si vosotros estuvierais en su mismo cuerpo. 

• 4 Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. 

• 5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: «No te desampararé ni te dejaré.» 

• 6 Así que podemos decir confiadamente: «El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.» 

• 7 Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta e imitad su fe. 

• 16 Y de hacer el bien y de la ayuda mutua no os olvidéis, porque de tales sacrificios se agrada Dios. 

Por eso es que persiguieron a Jesús y, se supone, que nos persigan a nosotros(as) también. (¡Estamos en buena compañía!) 

Imagínense el gozo de los padres cuando nace su hijo(a). ¿Cuánto gozo tendrían los padres años después si su niño(a) continuara siendo un bebé sin crecer? Quizás, ninguno. Hay muchos miembros de las iglesias que nunca han hecho un compromiso para someterse, seguir a Jesucristo y ser semejantes a ÉL. Para ellos, todo depende en el aceptar el perdón de Dios en la cruz. Pasan años y no son más semejantes a Cristo que cuando lo aceptaron como su Salvador, pero no su Señor. Esto es fuerte, lo sé, pero porque les amo, quiero que cada uno de nosotros(as) crezcamos a la estatura de Cristo. ¿Amén? 

Aunque la Biblia ciertamente celebra el don del nuevo nacimiento por medio de la gracia justificadora, también enfatiza la necesidad de la transformación a través de la gracia santificadora (la santificación) que es la llenura, el bautismo, la acción del Espíritu Santo en nosotros(as). No podemos ser llamados (as) cristianos(as), discípulos(as) de Jesucristo, separados(as) de un compromiso de caminar obedientemente con Cristo.

Simultáneamente, tenemos que permitirle al Espíritu Santo que re-moldee (transforme, re-construya) nuestras vidas de adentro hacia afuera (“transformación por medio de la renovación”, Romanos 12:2). 

Los valores que CRISTO enseñó son principios universales que no cambian. “El cielo y la tierra pasarán, mas Mi Palabra (Su Enseñanza) no pasará.” (Lucas 21:33) 

Amados(as): ¡Estamos aquí, pero no somos de aquí! No se trata de negar las cosas buenas, bonitas, agradables; las que nos causan orgullo, sentimientos de identidad nacional, etc. Pero, ¡OJO!, cuidado con los valores que son contrarios al Reino de DIOS {Por ejemplo, servir “algunos días”, sentarnos en lugares de “honor”, invitar a cenar a los que nos pueden reciprocar, corresponder, etc.} 

Llamado. 

Sencillamente, “No nos conformemos con los criterios y valores de este mundo, al contrario, cambiemos nuestra manera de pensar, de ser, de actuar, para que podamos conocer la Buena Voluntad de DIOS, Agradable y Perfecta.” (Rom. 12:2) El discipulado intencional requiere un cambio de “forma de hacer las cosas” (es decir, un cambio de “nuestra cultura”). 

¿Cuál es la Meta del Discipulado Cristiano? Jesús dijo: “bástale al discípulo ser COMO su maestro y al siervo como Su Señor.” (Mateo 10:25a.) También dijo: “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas…” (Mateo 11:29). 

Un sello constante de la tradición wesleyana ha sido la convicción de que la verdadera religión consiste no tan solo en las creencias correctas y en las acciones correctas, sino que tiene que ver con un corazón que ha sido purificado por un arrepentimiento genuino y por el verdadero amor a Dios y al nuestro prójimo (“Santificación”). 

Los metodistas creían que Dios les levantó para promover santidad en cada esfera de la vida. Para poder ayudar a las personas a crecer en santidad de vida, los Wesleys colocaron a personas en clases y sociedades donde recibían ánimo y se les hacía responsable mientras aprendían a caminar en Cristo. ¿Cuáles son las maneras que podemos funcionar hoy día para ayudar a las personas en nuestras congregaciones a ser seguidores de Cristo con madurez? ¿Cuán intencional somos en ayudar a las personas a crecer en el perdonar y servir a otros, en vivir una vida que honre a Dios, en caminar con Dios a través de los tiempos difíciles, en tener un balance en sus vidas en Dios? ¿Están los líderes de nuestras congregaciones formulando estrategias para ayudar mejor a las personas a moverse de ser “cristianos culturales” y “casuales”, a ser seguidores de Jesucristo convencidos? 

¿Qué nos resta por hacer? Mucho. Las congregaciones no son clubes privados en donde se hace lo que el líder actual cree o dice. La iglesia es el cuerpo y responde a la cabeza, Jesucristo. Tenemos que asumir la tarea educadora de la iglesia: aprendiendo con Jesús nuestra nueva identidad. 

Aunque vivimos en “el mundo”, no somos de “el mundo”, pertenecemos al Reino de Dios. Esta nueva identidad, “discípulos radicales de Jesucristo”, representa un reto para toda la comunidad de fe, la iglesia. Unos a otros nos ayudamos a crecer a la estatura de Jesucristo, nuestro Salvador y Señor. 

La iglesia de Jesucristo en sus comienzos era una comunidad de mujeres y hombres de fe que decidieron fundamentar sus vidas y sus decisiones en los mensajes y las enseñanzas expuestas y los valores articulados por Jesús de Nazaret. Luego fueron a Grecia y aprendieron filosofía humana; luego fueron a Roma y se institucionalizaron. Luego, fueron al resto de Europa y se fundieron con la cultura. De esta manera, las fronteras fundamentales de los valores indispensables de la fe cristiana se confundieron con las prácticas diarias y los estilos de vida de los pueblos europeos, y la naturaleza profética de la fe cristiana fue escondiéndose en la cultura dominante. (¡OJO! ¡Estamos aquí pero no somos de aquí! Pertenecemos a un reino de luz.) 

Nuestro Reto: Transformar nuestras comunidades de fe de centros de actividades hacia comunidades de aprendizaje que formen discípulos fieles de Jesucristo que salgan a transformar al mundo. Así nos ayude Dios. ¡Amén!

domingo, 25 de agosto de 2013

El Dios que nos endereza

Lucas 13:10 Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; 11 y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. 13 Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. 14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. 15 Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? 16 Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo? 17 Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él. 

INTRODUCCIÓN. Jesús la miró, la vio, la llamó, le habló, la tocó y la sanó. Aleluya! Jesús nos devuelve la entrada, la estancia, el derecho, el privilegio, la bendición, de vivir en la Casa de DIOS, en la Presencia de DIOS, en el Jardín Edénico, junto a DIOS, junto a Papá, en sus faldas, en su seno, en su regazo, acunados por DIOS. ¡Aleluya! 

Esa es la libertad que CRISTO ganó para nosotros(as) y es la libertad que nos ofrece hoy. Solo nos corresponde aceptar este regalo. Quizás tú quieras permanecer en el fango un ratito más, jugando, ensuciándote un poquito más. Pero recuerda: ÉL, sí, Jesús, tuvo que alejarse de DIOS (se sintió abandonado por Dios: “Eli, Eli, lama sabactani?”) para que nosotros(as) tuviésemos entrada al Reino. 

A nosotros(as), que como la mujer del relato bíblico vivíamos encorvados, incapacitados, discapacitados por la pobreza, por el pecado, la maldad, la opresión de este mundo, Jesús se acerca para decirnos, sin importar a quien le guste o no, sin importar “las autoridades” humanas, religiosas, políticas, sociales, que no se trata de religión, de ritos, ceremonias, ni ninguna de esas cosas; que se trata de DIOS; se trata de estar en la Presencia de DIOS, se trata de abrazar nuestra necesidad, nuestra pobreza y entregarla a Cristo; se trata de reconocer nuestra necesidad y abrazarla a Cristo; se trata de encontrarnos con Cristo EN nuestra debilidad, en nuestra enfermedad, en nuestra pobreza. Se trata de disfrutar la Presencia de DIOS. Se trata de saborear un sabor distinto, de perfumarte con un olor distinto (ese “perfume” que no lo venden en ningún lado.) Se trata de sentir y saber y de saber y sentir; de creer para ver y de ver creyendo (por fe). Se trata de arrancar y plantar. Se trata de conocer de cerca de DIOS, de tener una intimidad con DIOS. Una re-lación, un entrelazo, una unión profunda, íntima, amorosa, personal; con Dios. 

Hay muchas medicinas, brujería, ritos, terapias, yerbas, música, bailes, canciones, magias, modas, etcétera que se nos venden como paliativos, como “resuelves”, como “ponte esto, tómate aquello, duérmete con esto y tendrás un poquito de paz.” CRISTO, tu mejor amigo, te ofrece algo mejor. Te ofrece una llave, una puerta abierta, unos brazos extendidos esperándote, anhelándote, ansiando estar contigo y que tú estés con ÉL. ÉL te invita y ÉL paga. Confía. No importa cuánta oposición se levante, aun de los mismos líderes religiosos, como los Fariseos en la historia bíblica. No le hagas caso al que está a tu lado, mira a Jesús, llamándote, esperándote con los brazos abiertos. Con una hermosa sonrisa, como la sonrisa que quizás nadie jamás te haya dado. No una sonrisa hipócrita que te dice, “de los dientes pa’fuera” “te amo”, sino como una sonrisa dulce, apacible, sincera. 

Una sonrisa que te dice: “Aquí estoy; para ti. Ven conmigo. Yo te libro de tus ataduras; Yo te enderezo para que puedas alabarme y servir con libertad.” 

Oiga, amigo: Lucas narra un evento extraordinario. Jesús se encontraba en la Sinagoga. Allí había hombres, jóvenes y ancianos y, además, estaba esta mujer enferma por 18 años {Lc. 13:11 “y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.”} 

Esto, de por si, era muy extraño pues no se suponía que las mujeres entraran a las Sinagogas, ni que hablaran y, menos aun, que entrara una mujer enferma (lo que los religiosos consideraban como una persona “inmunda.” Fíjense que dice que ella tenía “un espíritu de enfermedad”.) Pero, ella estaba allí, porque CRISTO estaba allí; ella estaba allí porque había llegado el momento de DIOS para su vida; estaba allí porque sabía que Jesús podía sanarla; estaba allí porque DIOS quería libertarla y sanarla aquel día; porque Dios es el que añade los que van a ser salvos y sanos cada día. 

Estaba allí por la misma razón que tú y yo estamos hoy aquí. ¡ALELUYA! ¡Gloria a DIOS! ¿Amén? ¡No esperes más! ¡Este es el día que hizo el Señor para que nos gocemos y alegremos con ÉL! Ven, hoy, ahora, no esperes más. No esperes a que termine el culto. El momento es ahora. El altar siempre está disponible, abierto para ti. ¡EL que sana, está aquí; EL que endereza las cosas, está aquí; EL que libera, está aquí; el que abraza, está aquí! ¡Ven a ÉL! ¡Aleluya! 

Era un día sábado, un día especial, sagrado. El sábado era considerado como el día del “Shabbath”, Día del descanso. El mandamiento establece que se honre este día. No se puede trabajar, ni hacer trabajar a nadie. Para nosotros(as), en la iglesia cristiana, este día se celebra el domingo (“Dominicus,” el día del Señor, día de la Resurrección del Señor.) Es triste que uno de los mandamientos de DIOS haya sido escogido por los seres humanos como “caballito de pelea.” 

Todavía hoy, a pesar de lo que Jesús enseñó, seguimos peleando y discutiendo sobre este mandamiento. Hay algo que quiero decirles de parte de DIOS. Este mandamiento no se trata de ningún día de la semana. El día de descanso usted lo puede tomar cualquier día o de ratitos durante la semana. Fíjese que DIOS lo que hace es establecer un día de descanso, de reposo. Lo importante aquí es que DIOS mismo establece que ÉL trabajó 6 días y descansó el séptimo. Es decir, DIOS trabajó seis días y, luego, hizo una pausa, un receso, tuvo un descanso. ¡Hello! DIOS no se cansa, no se fatiga, no le da sueño, no le da miedo, no se quita, no se arrepiente, no se acobarda. Pero, oiga bien, ¡DIOS ama a sus hijos e hijas! A mi no me interesa lo que usted pueda creer o dejar de creer, yo le voy a creer a DIOS. Un DIOS que piensa en sus hijos(as.) ¡Aleluya! 

Miren, amados y amadas: DIOS le dio este mandamiento a un pueblo que llevaba 400 años esclavo en Egipto. Los esclavos no tienen días libres, ni descanso, ni le pagan horas extras, ni el salario mínimo federal, ni estatal, ni el “mascual.” ¡Por favor! ¡Entendamos que DIOS tiene planes de bendición para sus hijos(as)! ¿Amén? ¿Amén? ¿Amén? Planes de bendición. Lo que DIOS tiene para usted y para mí son B E N D I C I O N E S. 

Si, DIOS estableció un día de descanso, para un pueblo que no había conocido otra cosa que trabajo forzoso, abuso, maltratos, injusticia, atropello, opresión, explotación, hambre (¡Por 400 años!). Aquel pueblo lo que conocía era pobreza, escasez, penuria, limitaciones, igual que la mujer del relato bíblico, la mujer encorvada que llevaba 18 años con esa condición, ¿Qué usted quería? ¿Qué CRISTO se detuviese a dilucidar si teológicamente, sistemáticamente, exegéticamente, homiléticamente, por los caprichos de los religiosos, tenía que esperar a la consulta de la junta suprema, del Sanedrín judío, del CONSEJO DEL PACTO, para decidir si podía sanar a aquella mujer? 

¡DIOS actúa cuando ÉL quiera, con quién ÉL quiera, donde ÉL quiera, como ÉL quiera! ¡Para eso es DIOS! Pero lo mejor es que ¡DIOS quiere sanarte a ti y a mi, hoy! No dejes que te mientan más: DIOS quiere liberarte hoy. ¡No esperes a ver qué piensa el líder, el profe, el pastor! NO, NO, NO. 

DIOS quiere bendecirte hoy. ¿Qué me importa el qué dirán? ¡Nada! Yo quiero sentir y “saber” a CRISTO obrando en mí y a través de mí hoy, de aquí en adelante, conmigo y a través de mí en el servicio a los más necesitados. ¿Amén? El sábado, es un día de descanso ordenado por DIOS, que lo convirtieron en una atadura más. ¡Cuidado con la fe tóxica, amados! No te dejes engañar más. CRISTO nos hace libres para adorarlo, para servirle, para sentirlo, para abrazarlo, para entrar en intimidad con ÉL. ¿Amén? ¡Amén! 

DIOS estableció cada uno de los mandamientos con un propósito divino de bendecirnos. No descuidemos la lectura y aplicación de estos mandamientos; no como una tortura más, como una aflicción más, una atadura más; sino como una oportunidad que DIOS nos da de conocerle más íntimamente. ¿Amén? 

Llamado. 

A Jesús no le interesa discutir contigo, ni argumentar contigo. CRISTO tiene la solución a tu problema y quiere bendecirte. Solo está esperando tu respuesta. A los religiosos les encanta discutir que si Jesús está hablando de que las personas son más importantes que los animales, etc. “Bla, bla, bla…” ¿Qué importa eso, cuando se está hablando de la vida, de la salud, de la condición física, emocional, espiritual, de un hijo, de una hija de DIOS? ¡Hay, deja eso compay! 

Miremos el propósito de DIOS. Y sepamos que ¡El propósito de DIOS se cumplirá en mí y en ti! Eso no hay quién lo detenga. ¡Abre tu corazón a CRISTO y entrará el Rey de Gloria! 

La mujer del relato bíblico llevaba demasiado de tiempo, 18 años, con aquella condición que le atormentaba y, encima de eso, era considerada inmunda y estaba marginada, rechazada, por las creencias religiosas. Pero, ¡Llegó Jesús! Llegó el Poder, la Autoridad. Llegó el que podía y puede cambiar nuestro lamento en baile. No le importó lo que diría el rabino, los maestros de la ley, los fariseos, los sabuesos, los hombres y las mujeres, y ¡Llamó a la mujer enferma y la sanó! 

Me imagino cuán indignados estarían los líderes religiosos y los chismosos: “Mira, cómo llamó a esa mujer. Esa mujer está endemoniá, tiene espíritu de enfermedad, es inmunda, y ese Jesús la llamó. ¡Huy, esto huele mal! ¡Se ve muy mal!” 

Pero, dice el Evangelio que: “Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a DIOS.” 

Aquí habemos unos cuantos que necesitamos que Jesús nos toque y nos enderece. ¿Habrá algún(a) atrevido(a), valiente? ¿Cuántas costumbres, prejuicios, estilos, imágenes, enseñanzas antiguas, reglas, tendremos que dejar atrás para que DIOS enderece nuestro caminar? Ven. No temas. El que te puede sanar está hoy aquí. SE LLAMA: JESÚS. 

Anécdota. 

Una vez iba un hombre en su automóvil por una larga y muy solitaria carretera, de pronto su auto comenzó a detenerse hasta quedar estático. El hombre bajó, lo revisó, trató de averiguar qué era lo que tenía. Pensaba que pronto podría encontrar qué era lo que tenía el auto pues hacía muchos años que lo conducía, sin embargo después de mucho rato se dio cuenta de que no encontraba el daño del motor. 

En ese momento apareció otro auto, del cual bajó un hombre a ofrecerle ayuda. El dueño del primer auto dijo: “Mira, este es mi auto de toda la vida, lo conozco como la palma de mi mano. No creo que tú, sin ser el dueño, puedas hacer algo.” El otro hombre insistió con una cierta sonrisa, hasta que finalmente el primer hombre dijo: “Bueno, haz el intento pero no creo que puedas pues este es mi auto.” 

El segundo hombre puso manos a la obra y en pocos minutos encontró el daño que tenía el auto y lo pudo arrancar. El primer hombre quedó atónito y preguntó: “¿Cómo pudiste arreglar el auto si es MI AUTO?” El segundo hombre contestó: “Verás, mi nombre es Felix Wankel. ¡Yo inventé el motor rotativo que usa tu auto!” 

¿Cuántas veces hemos dicho: Ésta es mi vida, es mi destino, es mi casa? Al enfrentarnos a los problemas creemos que nadie nos puede ayudar pues "es mi vida", "nadie comprende mi problema, pues es MI PROBLEMA." Pero nunca habíamos pensado en que la vida es creación de Dios, que ÉL hizo el tiempo, que te puso en esta tierra con un propósito y te entregó una familia. 

Solo aquel que es el autor de la vida puede comprenderte y ayudarte cuando te quedes tirado en la carretera de la vida. ÉL está preparado, y tiene experiencia, para ENDEREZARNOS. ¿Quieres? Ven.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Emblema (Logo) de la Iglesia Metodista de Puerto Rico

Este es el emblema de la Iglesia Metodista de Puerto Rico, a la cual pertenecemos. Representa nuestra misión de ser una Iglesia Cristiana que sirva a Puerto Rico. También representa nuestra visión de que Puerto Rico necesita a Jesucristo. La Gran Comisión que Jesucristo le dejó a Su Iglesia fue "hacer discípulos." Por tal razón, nuestra Iglesia ha abierto sus puertas, corazones y sus brazos para alcanzar a todas las personas con el mensaje de la Gracia de Dios: en Cristo Dios está buscando alcanzarnos para bendecirnos y santificarnos para Su Obra rendentora en la tierra. Les invitamos.

sábado, 17 de agosto de 2013

El sermón que hubiese predicado mañana, 18 de agosto de 2013

Sermón: “DIOS nos ofrece Su Reino; ¿Aceptamos?” 18 de agosto de 2013

Juan G. Feliciano-Valera, Pastor Iglesia Metodista de Puerto Rico

Textos (Año C)

Salmo 50:1-8, 22-23

1El Señor, el Dios de los dioses, ha hablado; ha llamado a los que habitan la tierra del oriente al occidente. 2 Dios resplandece desde Sión, la ciudad de belleza perfecta. 3 Nuestro Dios viene, pero no en silencio: delante de él, un fuego destructor; a su alrededor, una fuerte tormenta. 4 Desde lo alto, Dios llama al cielo y a la tierra a presenciar el juicio de su pueblo: 5 “Reúnan a los que me son fieles, a los que han hecho una alianza conmigo ofreciéndome un sacrificio.” 6 Y el cielo declara que Dios es juez justo. 7 “Escucha, Israel, pueblo mío; voy a poner las cosas en claro contigo. ¡Yo soy Dios! ¡Yo soy tu Dios! 8 No te censuro por los sacrificios y holocaustos que siempre me ofreces. 22 “Entiendan bien esto, ustedes que olvidan a Dios, no sea que empiece yo a despedazarlos y no haya quien los libre: 23 el que me ofrece su gratitud, me honra. ¡Yo salvo al que permanece en mi camino!”

Isaías 1:1, 10-20

1 Profecías que Isaías, hijo de Amós, recibió por revelación acerca de Judá y Jerusalén, durante los reinados de Ozías, Jotam, Ahaz y Ezequías en Judá. 10 Jefes de Sodoma, escuchen la palabra del Señor; pueblo de Gomorra, oye atentamente lo que nuestro Dios te va a enseñar. 11 El Señor dice: “¿Para qué me traen tantos sacrificios? Ya estoy harto de sus holocaustos de carneros y de la grasa de los terneros; me repugna la sangre de los toros, carneros y cabritos. 12 Ustedes vienen a presentarse ante mí, pero ¿quién les pidió que pisotearan mis atrios? 13 No me traigan más ofrendas sin valor; no soporto el humo de ellas. Ustedes llaman al pueblo a celebrar la luna nueva y el sábado, pero yo no soporto las fiestas de gente que practica el mal. 14 Aborrezco sus fiestas de luna nueva y sus reuniones; ¡se me han vuelto tan molestas que ya no las aguanto! 15 Cuando ustedes levantan las manos para orar, yo aparto mis ojos de ustedes; y aunque hacen muchas oraciones, yo no las escucho. Tienen las manos manchadas de sangre. 16 ¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus maldades! ¡Dejen de hacer el mal! 17 ¡Aprendan a hacer el bien, esfuércense en hacer lo que es justo, ayuden al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan los derechos de la viuda!” 18 El Señor dice: “Vengan, vamos a discutir este asunto. Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, yo los dejaré blancos como la nieve; aunque sean como tela teñida de púrpura, yo los dejaré blancos como la lana. 19 Si aceptan ser obedientes, comerán de lo mejor que produce la tierra; 20 pero si insisten en ser rebeldes, morirán sin remedio en la guerra.” El Señor mismo lo ha dicho.

Hebreos 11:1-3, 8-16

Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no podamos verlo. 2 Dios aceptó a nuestros antepasados porque ellos confiaron en él. 3 Y nosotros creemos que Dios creó el universo con una sola orden suya. Lo que ahora vemos fue hecho de cosas que no podían verse. 8 Abraham confió en Dios, y cuando él le ordenó que saliera de su tierra para ir al país que le daría, Abraham obedeció, aunque no sabía hacia dónde iba. 9 Abraham confió tanto en Dios que vivió como un extranjero en el país que Dios le había prometido. Vivió en tiendas de campaña, igual que Isaac y Jacob, a quienes Dios también les había prometido ese país. 10 Abraham confiaba en que algún día vería la ciudad que Dios había planeado y construido sobre bases firmes. 11 Abraham confió en Dios y, por eso, aunque su esposa Sara no podía tener hijos y él era ya muy viejo, Dios le dio fuerzas para tener un hijo. Abraham confió en que Dios cumpliría su promesa de darle un hijo. 12 Por eso Abraham, aun cuando ya iba a morir, pudo tener tantos descendientes como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar. ¡Nadie puede contarlos! 13 Todas las personas que hemos mencionado murieron sin recibir las cosas que Dios les había prometido. Pero como ellos confiaban en Dios, las vieron desde lejos y se alegraron, pues sabían que en este mundo ellos eran como extranjeros que estaban de paso. 14 Queda claro, entonces, que quienes reconocen esto todavía buscan un país propio. 15 Y que no están pensando en volver al país de donde salieron, pues de otra manera hubieran regresado allá. 16 Lo que desean es tener un país mejor en el cielo. Por eso Dios no tiene vergüenza de ser su Dios, porque les ha preparado una ciudad.

Lucas 12:32-40

32 “¡No tengan miedo, mi pequeño grupo de discípulos! Dios, el Padre de ustedes, quiere darles su reino. 33 Vendan lo que tienen, y denle ese dinero a los pobres. Fabríquense bolsas que nunca se rompan, y guarden en el cielo lo más valioso de su vida. Allí, los ladrones no podrán robar, ni la polilla podrá destruir. 34 Recuerden que siempre pondrán toda su atención en donde estén sus riquezas. 35-36 Ustedes tienen que estar siempre listos. Deben ser como los sirvientes de aquel que va a una fiesta de bodas. Ellos se quedan despiertos, con las lámparas encendidas, esperando a que su dueño llame a la puerta para abrirle de inmediato. 37-38 ¡Qué felices serán cuando llegue el dueño a la casa, en la noche, o en la madrugada! Les aseguro que el dueño hará que sus sirvientes se sienten a la mesa, y él mismo les servirá la comida. 39 Si el dueño de una casa supiera a qué hora se va a meter un ladrón, lo esperaría para no dejarlo entrar. 40 Ustedes deben estar listos, porque yo, el Hijo del hombre, vendré a la hora que menos lo esperen.”

32 No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el reino.” (V. Reina-Valera, 1909.)

32 »No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino.” (V. Reina-Valera, 1995.)

32“No tengan miedo, ovejas mías; ustedes son pocos, pero el Padre, en su bondad, ha decidido darles el reino.” (V. DIOS Habla Hoy, 1998.)

32 “¡No tengan miedo, mi pequeño grupo de discípulos! Dios, el Padre de ustedes, quiere darles su reino.” (V. Biblia en Lenguaje Sencillo, 2000.)

Cuando me preparaba para este sermón (aunque sabia que no iba a predicarlo), comencé con el tema de la fe. Era un tema “obligado,” “un pie forzao.” Leí, consulté, estudié y escribí. Salieron muchas páginas sobre el tema de la fe. Fue hermoso. Pero, DIOS tenía otro plan en mente y esta exhortación es el resultado de ser obediente a DIOS. ¿Para qué predicar tanta teología, si lo que DIOS espera es que confiemos plenamente en ÉL? ¿Que le creamos a ÉL? Dicho sea de paso, ESO es fe y teología (y de eso hablaremos también.)

Amadas y amados del Señor: vivimos en un mundo convulsionado por la desesperación. Estamos preocupados por todo. Todo se convierte en una razón para estar ansiosos. Estamos muy apegados de este mundo.

En medio de esa convulsión, ese torbellino, ese huracán de angustias, aparece DIOS con un mensaje refrescante. En medio de nuestras frustraciones, aparece DIOS con un bálsamo, con un baño de aguas frescas, un manantial de aguas puras y cristalinas. En medio de la tormenta, aparece DIOS, si, DIOS mismo, para hablarnos de Su Amor, de Su Gracia, de Su plan, de Su propósito para nuestras vidas.

¿No les parece oportuno que DIOS aparezca en estos momentos con un Mensaje de Esperanza, de Gracia, de Paz, de Salvación? Aparece DIOS para decirnos que:

“ No tengan miedo, manada pequeña, ovejas mías, mi pequeño grupo de discípulos; porque a vuestro Padre le ha placido darles el Reino, es decir, en su bondad, DIOS ha decidido darles el Reino.” (LC. 12:32)

Amadas y amados: Se cuenta la historia de un turista que fue a visitar un seminario en una vieja ciudad de Europa. Allí se encontraba uno de los más prestigiosos biblistas y teólogos del mundo. El visitante fue sorprendido al descubrir que aquel famoso profesor vivía en una pequeña habitación que solo contenía muchos libros, un escritorio, una silla y un camastro. ¿Dónde están sus muebles? Preguntó el turista. El profesor contestó: ¿Y dónde están los suyos? El sorprendido visitante contestó: Yo soy un turista, voy de paso por esta ciudad, mis cosas están en casa. Entonces el sabio teólogo contestó: Las mías también. Yo también estoy solo de paso por esta tierra.

Amadas y Amados: Somos peregrinos y extranjeros en esta tierra. Nuestro Padre nos espera en Casa; su Casa, nuestra Casa.

A DIOS le complace compartir Su Reino con nosotros (as); comenzando aquí y ahora, pero no restringido a esta tierra. Me parece razón suficiente para alabar a DIOS. “No tengan miedo, manada pequeña, ovejas mías, mi pequeño grupo de discípulos; porque a vuestro Padre le ha placido darles el Reino, es decir, en su bondad, DIOS ha decidido darles el Reino.” (LC. 12:32)

1. Somos ciudadanos de un reino eterno, un reino guardado, protegido, equipado. Un reino de luz, de gozo, de fiesta, de alabanzas. Un reino en donde hay paz. Ese reino comienza aquí, pero no termina aquí. Esta vida es una oportunidad para ensayar la gloria eterna que disfrutaremos con nuestro Padre. Cuando cantamos aquí, ensayamos para cantar allá. Cuando adoramos aquí, estamos experimentando la adoración perfecta que rendiremos allá.

2. Somos embajadores de ese reino. Somos representantes de ese Reino donde quiera que vayamos. Los embajadores viven en otras naciones por un tiempo. Allí son protegidos por soldados del reino que los envió; reciben paga y tienen todas sus necesidades cubiertas por la nación que los envió. Los embajadores no expresan sus opiniones, sino la posición y las decisiones del Reino que los envió y que los sostiene. Los embajadores no carecen de nada, sus países se encargan de tenerlos contentos y bien suplidos. La bandera que hondea sobre la embajada de ese reino, es la bandera oficial del reino que los envió. Para poder ser embajador hay que ser un buen ciudadano del reino. Hay que obedecer las leyes y estar al día con los impuestos, los deberes civiles y estar dispuestos a defender la nación por encima de toda otra consideración. No puede ser embajador de ningún reino, una persona que le roba al rey. No puede ser embajador del reino una persona que odia o maltrata a los hijos o hijas del rey. No puede ser embajador de ese reino, una persona que no conoce al Rey. En este reino, hay que conocer personalmente al Rey. En este reino hay que amar al Rey con todo el corazón, con toda la mente, con todas las fuerzas del alma. Los embajadores de este Rey hablan las Palabras de este reino, palabras de fe, de esperanza, de salvación, de salud, de restauración, de perdón, de amor, de bondad, etc. Los embajadores de este reino no chismean sobre los demás. Los embajadores de este reino NO quieren brillar ellos, sino que desean que brille El Rey. En este reino no hay lugar para los protagonistas de la fama, solo hay lugar para los siervos y siervas del Señor. Los embajadores de este reino solo saben una cosa, que fueron escogidos para servir, para comunicarle a los demás las virtudes de Aquel que les amó y les llamó de las tinieblas, de la calle, de las drogas, del pecado, de la muerte, de los corrillos de la mentira, de la cárcel de la culpa, de las solitarias cadenas, a la LIBERTAD. Solo anuncian que habían sido expulsados a la calle y fueron “buscados” y recogidos e invitados a ENTRAR de nuevo a la Casa de Papá. Invitados por el Rey a la Cena de Bodas, al Banquete preparado. A los que no tenían ropas adecuadas, se les dio un nuevo vestido, una nueva túnica. ¿Cuántos de esos habrá aquí esta mañana? ¿Cuántos son de la mañana pequeña, del rebaño de las ovejitas del Señor, del Buen Pastor? ¡Él dio Su Vida por rescatarnos, a ÉL sea la Gloria!

3. Somos colaboradores de DIOS en la expansión de ese reino, que sigue creciendo. “Co-laboradores,” es decir, que trabajamos juntamente, unidos, unánimemente, con un mismo sentir, en unidad de espíritu, con TODOS los demás ciudadanos del Reino de DIOS HACIA un mismo propósito, la misión de DIOS. Aquí no hay lugar para “llaneros solitarios” y superhéroes; aquí no hay espacio para adorar hombres, ni mujeres. Somos atalayas, heraldos del Rey, solo anunciamos las virtudes, las bondades, la justicia, las ordenanzas del Rey. Los colaboradores anuncian las misericordias del Rey, la Gracia del Rey, el Amor del Rey, la ternura del Rey. Los colaboradores del Rey anuncian el perdón que solo puede conceder el Rey, las oportunidades que nos concede el Rey.

4. Somos el Cuerpo de Cristo; continuamos SU MISIÓN, SU OBRA, mientras estemos aquí. Cristo sigue vivo a través de nosotros. ¿Me entienden? Tu y yo somos la continuación del Cuerpo de Cristo (“encarnaciones” de la Encarnación de DIOS.) Lo que Cristo comenzó, nosotros lo tenemos que continuar. ¿Amó Jesús? Nosotros tenemos que amar. ¿Perdonó Jesús? Nosotros tenemos que perdonar. ¿Restauró Jesús? Nosotros tenemos que restaurar. Lo único que no tenemos que hacer es morir, porque ya Cristo murió por nosotros, una vez, suficiente. Así se cumple el plan de DIOS. A DIOS, nuestro Padre, le ha placido darnos la oportunidad, el privilegio, la bendición, de participar, representar, colaborar y continuar con la expansión de Su Reino.

¿Cómo está nuestro récord, nuestro expediente, nuestras contribuciones, nuestros impuestos, nuestras prioridades, nuestra obediencia, nuestra fe? ¿Podrá DIOS usarnos, como siervos, como usó a Jesús, en Su Obra, Su reino, aquí y ahora? ¿O podremos excusas, razones, argumentos para justificar nuestro pobre cuidado y escasa utilización de los talentos que DIOS mismo nos ha concedido para realizar Su Obra? ¡Este Rey no deja solo a sus embajadores, envía su ejército a cuidarlos!

Alcemos su bandera HOY y pongamos Manos, Pies, Cabeza, fuerza y confianza en Su Obra. ¿Amén? ¡Amén! Recuerden lo que DIOS nos dice en el Salmo 50: 22 “Entiendan bien esto, ustedes que olvidan a Dios, no sea que empiece yo a despedazarlos y no haya quien los libre: 23 el que me ofrece su gratitud, me honra. ¡Yo salvo al que permanece en mi camino!”

Recuerden lo que DIOS nos dice en Isaías:

17 ¡Aprendan a hacer el bien, esfuércense en hacer lo que es justo, ayuden al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan los derechos de la viuda!” 18 El Señor dice: “Vengan, vamos a discutir este asunto. Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, yo los dejaré blancos como la nieve; aunque sean como tela teñida de púrpura, yo los dejaré blancos como la lana. 19 Si aceptan ser obedientes, comerán de lo mejor que produce la tierra; 20 pero si insisten en ser rebeldes, morirán sin remedio en la guerra.” El Señor mismo lo ha dicho.”

Recuerden lo que DIOS nos dice en Hebreos 11.

DIOS nos está invitando a formar parte de Su Reino. Su Reino no es una organización, ni un país, ni un reino terrenal. Su Reino es un Organismo, un Cuerpo de Valientes, arrepentidos y perdonados, que han aceptado el reto de servir y seguir al Rey de Reyes y Señor de Señores. Un Cuerpo que proclama liberación, restauración, arrepentimiento y perdón de pecados, vida eterna, abundante y salvación para una eternidad con DIOS.

¿Quieres tener muchos muebles aquí o vida eterna con ÉL?